Los que lleváis con nosotros desde los comienzos habéis podido ver como el proyecto de a leira de Lola ha ido evolucionando poquito a poco hasta llegar al día de hoy. Según nuestro cuaderno de campo fue en marzo de 2013 cuando sembramos las primeras ervillas (o guisantes), al aire libre, sin invernadero. Y lo hicimos así siguiendo el consejo de uno de los veteranos que consultamos: Llegaba la primavera y, a pesar de los rigores del clima gallego, casi cualquier cultivo puede evolucionar correctamente en el exterior.
Efectivamente, así ocurrió. Esa temporada inicial se trabajó en profundidad el campo y se abonó generosamente; además las condiciones climáticas fueron muy favorables así que las primeras cosechas que obtuvimos fueron espectaculares y nos animó a seguir adelante. Avanzaba la primavera y también trasplantamos tomates y pimientos en bancales a la intemperie con el mismo resultado. Fue un verano de poca lluvia lo que ayudó a cosechar excelentes frutos.
Pero todo lo bueno se acaba y, cuando comenzó el otoño, enseguida nos dimos cuenta de que era imprescindible instalar un invernadero. Con la llegada de las lluvias, la disminución de las horas de luz solar y la bajada continua de las temperaturas las mayoría de las plantas no desarrollan bien haciendo muy complicado su cultivo.
No quedaba mas remedio que encargar un invernadero y como nuestra idea siempre ha sido dar pequeños pasitos pero muy firmes, optamos por un modelo tipo túnel con la intención de añadir otro mas cuando fuera necesario. En noviembre de 2013 ya lo teníamos fabricado pero ahora llegaba lo peor: Había que instalarlo. Y, naturalmente, sin tener ni idea!!
Cuando vimos aquel amasijo de hierros tan bien organizado no sabíamos donde meternos. El fabricante siempre nos dijo no era muy complicado su montaje, solamente había que seguir las 20 páginas de instrucciones que tan amablemente habían incluido entre los hierros pero, por dónde empezar?
Continuará…