El pasado 15 de diciembre sembramos unas cabezas de ajos con la idea de cosecharlos tiernos para alegrarnos cualquier plato. Pues bien, esta misma semana hemos decidido empezar a sacarlos ya que, aunque aún no han engordado demasiado, cuanto mas tiernos mas suave es su sabor y mejor quedarán nuestras recetas.

Desde el punto de vista nutricional son igual de saludables que los ajos; aunque tienen menos nutrientes su aporte de agua es mayor. Son interesantes a la hora de aumentar las defensas gracias a sus propiedades antibióticas por lo que ayudan a combatir las infecciones. Favorecen la dilatación de los vasos sanguíneos, mejorando positivamente la circulación. Precisamente al provocar vasodilatación permite una mayor fluidez de la sangre, disminuyendo la presión y mejorando la circulación sanguínea.

Al igual que las cebollas, los puerros o el cebollino, pertenecen a la familia de las liliáceas y dado su aporte aromático podríamos decir que está mas cerca de una hierba aromática que de una hortaliza. Como los ajetes se cosechan antes de que acaben de madurar, podemos aprovechar la totalidad de la planta para incorporarla a nuestros platos. De la misma manera que ocurre con las cebolletas o los puerros, las hojas de los ajos tiernos las podemos picar finamente añadirlas a sopas, guisos o pescados para aportar un toque de frescura.

Así que son multitud las recetas donde los podemos incorporar. Si solamente a la plancha ya están deliciosos imaginaos como está la socorrida tortilla de ajetes o rehogados con guisantes y jamón; un arroz negro con «sepionet» y ajos tiernos, unos lomos de trucha con ajetes o unos lomitos de ternera al cabrales con ajos tiernos…